¿Qué es el “Edadismo” y cuáles son sus consecuencias?


La discriminación es el estereotipo llevado al extremo o a la acción. Es la conducta llevada a cabo y esto es llamado “ageism” o “edadismo”. “Ageism” es un término acuñado en 1969 por R.N Butler,  y se define como conjunto de comportamientos, actitudes, prejuicios y prácticas discriminatorias que adopta la sociedad en torno a una persona en función de su edad. En España, Vega y Bueno (1995) acuñaron el término traduciéndolo al castellano como “viejismo”. Este viejismo en cuanto a estereotipos, prejuicios y conducta discriminatoria hacia las personas ancianas se refiere a que están basados en la creencia de que el envejecimiento hace a las personas menos atractivas, menos sexuales, menos productivas y menos inteligentes (de Miguel, 2006; García Pérez, 2003)


El  edadísmo es de carácter multidimensional, ya que afecta a nivel del individuo, nivel familiar y social y a la relación entre grupos sociales. El contenido de estas actitudes subyacen a un miedo y rechazo al envejecimiento, a la capacidad de aceptar el proceso de envejecimiento como una etapa mas de la vida, lo que causa una continua contradicción con los valores narcisistas y eficientes de la juventud. Y también afecta a las propias personas mayores las cuales adoptan unas definiciones negativas sobre el envejecimiento y unos estereotipos negativos dirigidos a ellos mismos reforzando así las normas sociales (Butler, 1987). Se distinguen dos formas de edadismo: el edadismo “paternalista” y el “negligente”. El edadismo “paternalista” hace referencia a la infravaloración de las capacidades de las personas mayores sintiendo compasión y una actitud protectora en la cual se basa la creencia de que no se puede dejar que las personas mayores realicen actividades de la vida diaria ellos solos. Y el edadismo “negligente” se basa en la infravaloración de las personas mayores creyendo que hay que dar menor importancia, en cuanto a atención social, a este grupo que a otros grupos de edad (Montorio, Márquez, Losada e Izal, 2003). Estas dos formas de edadismo conllevan una menor autoestima y sensación de autoeficacia en los mayores, llevándolos a una reducción de estatus y participación social (Montorio y cols, 2003). Acabando así como hemos comentado anteriormente en una profecía autocumplida, donde estas imágenes negativas de las personas mayores se mantienen y no sólo influyen en el modo en que se les trata sino también en la percepción de sí mismas (Izal y Montorio, 1999, Sánchez y cols. 2009).

El edadismo es la tercera forma de discriminación en nuestra sociedad actual, por detrás del racismo y sexismo (Butler, 1980; Stallar y otros, 2002). Kenyon (1992) opina que en el edadismo puede ocurrir lo mismo que en el fenómeno de la profecía autocumplida, en el cual la persona mayor afectada por el edadismo (puede manifestarse de forma sutil) provoca que éste sea aceptado por la propia persona originando una pérdida de rol personal  e interiorizando los estereotipos que se tienen del grupo de edad. 

Los factores que contribuyen al ageism según Palmore (1990) son el valor que las representaciones de la juventud tienen en nuestra sociedad  y que se transmite a través de los medios de comunicación, énfasis en la productividad laboral, actitudes que los profesionales tienen hacia las personas mayores, formas de investigar el proceso de envejecimiento y las investigaciones que se siguen llevando a cabo en las universidades.

En diferentes estudios se investigan las variables relacionadas con la discriminación por edad. Por ejemplo, Ferreira y Ferreira (2006) encuentran en muestra portuguesa, que no existe relación entre la percepción de discriminación relacionado con las variables sexo y escolaridad, pero por el contrario si encuentran diferencias en la variable edad. A mayor edad mayor percepción de discriminación. En otro estudio realizado por Palmore (2001), el autor concluye que no existen diferencias en cuanto a la variable edad, estudios y sexo. Pero el autor apunta que aunque no haya diferencias estadísticamente significativas en la variable estudios, las personas con menor educación son más vulnerables a los incidentes del edadismo.

Al igual que en el caso de los estereotipos, el ageism también se refleja en los distintos ámbitos profesionales, de esta manera, algunas asociaciones han decidido incluir, debido a su importancia, una política de actuación interviniendo sobre estas actitudes edadistas de determinados profesionales (APA, 2003). Ya que estos sesgos edadistas favorecen la imagen negativa de las personas mayores porque se centran en aspectos negativos y por ello, puede fomentar la práctica profesional discriminatoria (Montoro, 1998; Perdue y Gurtman, 1990). Por esto, para reducirla se debe tener en cuenta ambos aspectos (Losada, 2004).

 Las Consecuencias del edadismo se ven reflejadas en la persona mayor a través de los profesionales, las intervenciones que se realizan no son las adecuadas y sufren muchas carencias en cuanto a tratamientos se refiere. También se observan las consecuencias en sí mismo ya que las normas sociales muestran este grupo de edad como inactivo, dependiente, depresivo, etc. Y lo que se consigue con esto es que estas personas se autoperciban de la misma forma que los ve la sociedad, y se convierten en la profecía autocumplida.

Por otro parte, Lemus y Expósito (2005) apuntan que una de las peores consecuencias de la discriminación por edad es el maltrato físico y psíquico. Estos autores consideran que el aislamiento social que muchas personas mayores sufren es ya una situación de maltrato psicológico importante. Según estos autores, una medida de acción contra estos tipos de maltrato es cualquier medida que favorezca la solidaridad intergeneracional y que rechace la violencia.

Según Losada (2004) para reducir estas consecuencias principalmente se tendrían que producir cambios en los medios de comunicación, cultura popular, instituciones, etc. Y para ello, habría que realizar políticas de intervención que incluyan el diseño, implementación y evaluación de programas dirigidos a reducir el impacto de las ideas y actitudes edadistas insertadas en la sociedad, a través de programas coordinados de investigación e intervención dirigidos a estos fines.

BIOGRAFÍA
De Lemus, S. y Expósito, F. (2005). Nuevos retos para la Psicología Social: edadismo y perspectivas de género. Pensamiento Psicológico, 1 (5), 33-51.
 Ferreira, J. y Ferreira, R. (2006). Avaliaçao da discriminaçao social de pessoas idosas em Portugal. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6(1), 65-77.
Montorio, I., Márquez, M., Losada, A., Izal, M. (2003). Barreras para el acceso a los servicios de intervención psicosocial por parte de las personas mayores. Psychosocial Intervention, 12 (3), 301-324.
Moreno, A. (2010). Viejismo (ageism). Percepciones de la población acerca de la tercera edad: estereotipos, actitudes e implicaciones sociales. Revista Electrónica de Psicología Social «Poiésis», 19.
Palmore, E.B. (2001). The Ageism Survey: First findings. The Gerontologist, 41(5), 572-575.
Sánchez, P y Bódalo, E. (1999). La imagen del mayor en los spots publicitarios de televisión. Rev. Mult. Gerontol. 9, 233-242.

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