La música es el corazón de la vida.
Por ella habla el amor;
sin ella no hay bien posible
y con ella todo es hermoso.
Franz Liszt
Por lo cual, no es descabellado suponer que la música usada por un profesional cualificado de manera terapéutica pueda y deba considerarse como una disciplina importante.
Si analizamos detenidamente la palabra musicoterapia nos damos cuenta que se divide en música y terapia. Luego esta disciplina etimológicamente se podría definir como “tratamiento a través de la música”.
De manera más concreta y según la World Federation of Music Therapy (1996) , la musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta cualificado, con un paciente o grupo, en el proceso diseñado para facilitar y promover comunicación, relación, aprendizaje, movilización, expresión, organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, con el fin de lograr cambios y satisfacer necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.
Cuando se plantea la necesidad de ayudar no siempre las palabras son suficientes, a veces nos encontramos con personas con grandes problemas de comunicación y de expresión verbal, que encuentran su canal de comunicación en la música. La musicoterapia ofrece ese canal alternativo de comunicación y expresión de emociones y sentimientos a través del lenguaje no verbal.
Para llevar a cabo esta disciplina se utiliza una metodología específica, se presenta la música a través de diferentes técnicas, que implican una acción externa o interna por parte del paciente. Éstas son:
a) Métodos pasivos o receptivos.
b) Métodos activos o creativos.
Los métodos activos implican una acción visible, como es la de tocar un instrumento, bailar, cantar, etc. En cambio los métodos pasivos o receptivos no parecen comportar acción externa o física, como en la audición musical, aunque suponen lógicamente una actividad interna y esencial, al de provocar cambios en el estado de ánimo.
Dicha metodología va encaminada a la consecución de unos objetivos que varían según las necesidades del grupo o la persona, los cuales se centran en cuatro áreas de intervención: área cognitiva, área físico-motora, área social-comunicativa, área afectivo- emocional.
Sus aplicaciones son muy diversas: Embarazo, Atención Temprana, Trastornos Generales del Desarrollo, TDAH, Problemas de conducta, enfermedades neurodegenerativas, parálisis cerebral, daño cerebral, salud mental, crecimiento personal, personas en proceso de enfermedad, dolor crónico, geriatría, cuidados paliativos… En definitiva está dirigida a todas aquellas personas que quieran mejorar la salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual. Y es que el objetivo fundamental de la musicoterapia es optimizar la calidad de vida, mejorar la salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual, y promover el bienestar.
Bibliografía:
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sitio Web: http://www.musictherapy.org/
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Betés del Toro, M. (2000). Fundamentos de la Musicoterapia. Madrid: Ediciones Morata.
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Boileau.
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