¿QUÉ ME ESTOY PERDIENDO?




Es sábado por la noche y Paco sale de su casa hacia el lugar al que va todas las noches. Hoy ponían una película en televisión que le hubiera gustado ver. Pero de nuevo se ha puesto su mejor camisa y ha tomado el camino al pub, ese lugar donde ponen la misma música y sirven la misma bebida noche tras noche. Ese lugar donde nunca pasa nada. Bueno, una vez si pasó, un autobús de modelos suecas había pinchado una rueda cerca del local al que va Paco y las chicas pasaron la noche bailando y bebiendo con todas las personas que se encontraban en el pub. Al menos así se lo contaron sus amigos tomando café al día siguiente. Paco no podía creerlo, él no había salido la noche anterior. Estaba aburrido de hacer siempre lo mismo y se quedó en casa, pero eso no le volverá a pasar.


Paco puede estar sintiendo en primera persona lo que se conoce por "el miedo a perderse algo" o "FoMO" (Fear of MissingOut). Esta palabra fue introducida en el "UrbanDictionary" el 2 de octubre de 2006 con la definición: "sensación de miedo que se siente cuando crees estar perdiéndote algo importante al dejar de asistir a una fiesta o evento" (Urbandictinonary.com entrada 2/10/2006). Se considera el FoMO como un malestar social, debido a la creencia de que personas cercanas a nosotros están teniendo vivencias gratificantes de las cuales no formamos parte. Por descontado, los pensamientos y las creencias tienen un peso muy importante en este fenómeno. Cuando imaginamos lo que puede estar pasando en otro lugar, es posible que generemos una falsa expectativa que nos haga creer que estamos perdiendo oportunidades de interacción social, de una experiencia novedosa, o que algo que están viviendo otras personas es más interesante. Esto puede llevarnos a subestimar nuestra experiencia, dejando de prestar atención, o hacerlo de una forma sesgada, a lo que nos ocurre en la vida presente. Comparar nuestra vivencia con otra que solo vive en nuestra imaginación, puede llevarnos a sentir un cierto malestar, una cierta angustia. Como apunta el psicólogo y profesor de la universidad Cardenal Cisneros Enrique GarciaHuete, "la angustia que genera esta sensación, puede llevar a una sucesión de pequeñas ideas obsesivas que pueden acabar produciendo un malestar clínicamente significativo" (ABC.es 2/10/14).

Paco tiene un nuevo plan para quedarse tranquilo en casa esta noche. Dejará su móvil conectado a las redes sociales y así, podrá enterarse en tiempo real de lo que hacen sus amigos, sintiéndose seguro de que no se está perdiendo nada... ¿o no es así? Las nuevas tecnologías de la comunicación nos permiten desarrollar otras formas de relacionarnos con el mundo. Tenemos acceso a la información de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, pero el tiempo que no estamos conectados siguen ocurriendo cosas y de ahí viene el miedo a perdernos información. Acorde con esta afirmación, un estudio del ministerio de cultura publicado en 2011, que aporta datos sobre el tipo de actividades que realizan los usuarios de internet cuando están conectados, rebela que en torno al 70% de los que tienen entre 15 y 34 años considera que una de los mayores usos de internet es "informarse de lo que está pasando" (Ministerio de cultura 2011). Las redes sociales amplifican lo que ocurre en la vida real. Otra investigación publicada en 2014 sobre uso, hábitos y valoraciones que hacen las personas de las tecnologías de la información y la comunicación (TICS) muestra que en torno al 75% de los encuestados de entre 15 y 39 años utiliza internet "todos o casi todos los días". Y el 70% de estos usuarios lo hace para conectarse a las redes sociales (Megias I y Rodriguez E 2014). No es de extrañar que lo que sucede en el mundo digital nos pueda parecer más interesante. En algunas herramientas digitales "Me gusta" es todo lo que nos permiten expresar para valorar nuestra experiencia, una valoración un tanto sesgada por la falta de contrastes.

El miedo a perdernos algo también lleva implícito un enganche o adicción a estar "enterado" de lo que pasa y con ello, un síndrome de abstinencia que se activa con el tono que indica un nuevo mensaje entrante. Como apunta Enrique GarciaHuete en una entrevista concedida a ABC "El sonido es un estímulo, si me gusta jugar a las tragaperras, el ruido me lo recuerda, si no miro el Whatssapp pero suena me pierdo algo" (ABC.es 2/10/14). Pero la angustia, los pensamientos obsesivos, la adicción y el síndrome de abstinencia no son los únicos síntomas del FoMO. Existen publicaciones actuales que recogen hasta ocho síntomas de este fenómeno y plantean una serie de efectos secundarios que están por destaparse (Dossey L 2014). En este caso los propios usuarios nos convertimos voluntariamente en las ratas de laboratorio en un experimento sin controles, al utilizar sin limite esta tecnología desconociendo sus efectos.

BIBLIOGRAFÍA

-Abc.es 2014. Llega el "FoMO": el miedo a no enterarse de todo lo que pasa en las redes sociales. Disponible: 
http://www.abc.es/sociedad/20141002/abci-fomo-miedo-redes-201410012134.html. Entrada del 2 de octubre del 2014.
-Dossey L. FOMO, Digital Dementia, and OurDangerousExperiment. Explore 2014. 10:69-73.
-Megias I y Rodriguez E. Jóvenes y comunicación. La impronta de lo virtual. CRS y FAD 2014. Madrid. 22-48.
-Ministerio de cultura. Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2010-2011. Madrid: Ministerio de cultura 2011.
-Urbandictionary.com 2006. FOMO. Disponible: 
http://es.urbandictionary.com/define.php?term=fomo. Entrada del  2 de octubre de 2006.

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