¿A QUÉ JUGAMOS AHORA?




 En la anterior publicación de Psicologar sobre el juego infantil titulado “Su educación está en juego”, comentamos que el juego libre en la infancia ayuda a ser más sociable pero, ¿quiere decir esto que no hacerlo obstaculiza el desarrollo social? Según una investigación longitudinal publicada 1999, aquellos sujetos que disfrutaron de una educación preescolar orientada al juego libre se mostraban años después socialmente más adaptados que los niños que habían experimentado una enseñanza preescolar basada en juegos instruidos por profesores (Sigafoos,Roberts-Pennell,Graves 1999). 
 
Otros estudios sugieren que jugar fomenta el desarrollo neuronal en áreas cerebrales superiores implicadas en las reacciones emocionales, así como en el aprendizaje social. Muchos niños, en especial los varones disfrutan con los juegos bruscos de las riñas, se ha demostrado que este tipo de juegos mejoran la creatividad y la capacidad para resolver problemas. En los juegos de peleas los niños aprenden una serie de habilidades fundamentales para su desarrollo, entre ellas destacan la tolerancia al estrés y la fustración, además de ponerse a prueba a sí mismos y sus límites, comprendiendo que conductas agresivas son aceptadas y cuales no (Gervais y Tremblay 2010). Investigaciones como estas hacen suponer que jugar es el mecanismo más importante por el que se relacionan las regiones superiores del cerebro.

No importa lo raro que te parezca a lo que juega tu hijo o tu hija, lo importante es que está jugando. Ya que como apunta Petra María Pérez catedrática de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia y miembro del Observatorio del Juego Infantil, “los niños juegan cada vez menos” y cuando lo hacen, “juegan más con adultos que con otros niños de su edad” (Diario el mundo 15/3/2012). Algunos niños entre los 2 y los 6 años llegan a desarrollar compañeros de juegos que solo están en su imaginación. Estos amigos imaginarios son frecuentes en niños inteligentes, que pasan mucho tiempo solos, o rodeados de adultos, niños tímidos o muy imaginativos, pero las causas concretas de por qué aparecen no están muy claras. Estos amigos pueden llegar a tener personalidades y comportamientos complejos, pero en general los niños llegan a comprender la irrealidad de sus compañeros. Es importante que los padres no intenten negar su existencia explicándole al niño que no es real, pero tampoco deben integrarlo en la dinámica familiar o fomentarán su permanencia. Lo adecuado en estos casos es escuchar al niño y aceptar a este amigo como uno más. No debemos referirnos a él directamente si no que lo haremos a través del niño. En principio no hay nada malo en tener un amigo imaginario y normalmente, a medida que el niño va creciendo y empieza a tener una vida social más ajetreada, va poco a poco dejando de interaccionar con su amigo imaginario (TrionfiyReese2009).

BIBLIOGRAFÍA
Diario el mundo. Los niños cada vez juegan menos, solos, y utilizan la consola para entretenerse. Efe Madrid 15 de Marzo de 2015.

GervaisJyTremblayR.AggressioninYoungChildren:TheInteractiveGuidetoObserving,UnderstandingandIntervening.ProducedbyValorisation-Recherche,LimitedPartnership2010;DVD,color,360min.

SigafoosJ,Roberts-PennellD,GravesD.Longitudinalassessmentofplayandadaptivebehaviorinyoungchildrenwithdevelopmentaldisabilities.ResDevDisabil.1999;20:147-61.

Trionfi G y Reese E.Agoodstory:childrenwithimaginarycompanionscreaterichernarratives.ChildDev.2009;80:1301-13.

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