El estrés es un
factor importante sobre el que influyen multitud de aspectos psicológicos,
biológicos y sociales. Por ello el estrés es una respuesta totalmente subjetiva
de cada individuo. Es decir, dos personas ante la misma situación problemática
no percibirán el malestar que ello le pueda provocar con la misma intensidad.
El estrés da
lugar a la aparición de enfermedades tanto físicas como mentales, de modo que
se relaciona con el 50% de las bajas laborales. El impacto negativo que el
estrés ejerce sobre la salud física y psicológica de las personas que lo
padecen se traduce en trastornos cardiovasculares, deterioro del sistema
inmunológico, ansiedad, depresión, incremento del consumo de medicamentos y
drogas, etc. (Leung N, Lo M, Lee T 2014).
Aunque una de las maneras más eficaces de evitar el malestar psicológico
es manteniéndose alejado de los factores que lo desencadenan, esto es posible
solo en muy limitadas circunstancias. Por lo tanto, si no tenemos la
posibilidad de modificar el entorno que nos produce el malestar, por lo menos
debemos poder controlar la respuesta frente al estímulo estresante y, de esta manera,
tratar de evitar sus efectos perjudiciales tanto a nivel físico como
psicológico. Recientes investigaciones han demostrado que estrategias de
control tales como la evitación, sustitución o eliminación, de eventos privados
desagradables (pensamientos, emociones, sensaciones corporales, etc.), pueden
llegar a incrementar la intensidad, la frecuencia, la duración, e incluso la
accesibilidad a dicha estimulación no deseada, generando con ello más problemas
y sufrimiento. El control es el problema y no la solución. Se trata de la
conocida paradoja de que cuantos más esfuerzos se llevan a cabo para tratar de
eliminar o evitar los eventos desagradables individuales, más fuertes,
persistentes e intensos se vuelven estos (Farb N, Anderson A, Segal Z 2012).
Ante tal perspectiva, diversos autores han apuntado a las técnicas
meditativas que promueven el desarrollo de la conciencia plena o mindfulness, como un posible
recurso terapéutico, ya que mediante su práctica la persona aprende a observar
y aceptar los pensamientos, las sensaciones y las emociones que experimenta sin
hacer nada por tratar de modificarlos, cambiarlos o alterarlos. No se trata de
mostrarse sumiso o resignarse ante los problemas y dificultades que aparecen o
encontramos en nuestro día a día. Se trata de aceptar, como un verdadero reconocimiento de los hechos de una
situación, para luego decidir lo que vas a hacer para solucionarla. La
aceptación como primer paso hacia el cambio (Marchand W 2014).
Por lo tanto, el entrenamiento en conciencia plena puede ser una técnica
útil y efectiva para reducir el malestar psicológico en personas con un nivel
de malestar elevado, siempre y cuando estén dispuestas a integrar la práctica
de dicha técnica en su vida cotidiana. Así, la conciencia plena buscaría sentir
las cosas tal y como suceden, sin intentar controlarlas ni actuar sobre ellas,
por lo cual, en cierta medida, funcionaría de manera similar a como actúan las
técnicas de exposición (Compare A, Zarbo C, Shonin E, et al. 2014).
Una
mayor autoconsciencia y un mayor nivel de autocontrol y autoeficacia, pueden
ser factores protectores frente al estrés. Desarrollar la capacidad de atención
produce mejoras sobre el funcionamiento del sistema de autorregulación de la
conducta encargado de mantener el equilibrio y la adaptación del organismo. En
este contexto, la meditación es una técnica que podría resultar especialmente
útil, dados sus múltiples y variados efectos saludables El Instituto Nacional
de Salud de los Estados Unidos viene recomendando desde hace varios años el uso
de la meditación como tratamiento eficaz y útil en diversos trastornos
psicopatológicos y médicos como el estrés, la ansiedad, el insomnio, los
dolores de cabeza, los ataques de pánico y el dolor crónico (Ong J, Ulmer C,
Manber R 2012).
REFERENCIAS
Compare A, Zarbo C,
Shonin E, Van Gordon W, Marconi C. Emotional
Regulation and Depression: A Potential Mediator between Heart and Mind. Cardiovascular Psychiatry and
Neurology 2014.
Farb N, Anderson A, Segal Z. The Mindful Brain and Emotion Regulation in Mood Disorders. Can J Psychiatry 2012; 57:
70–77.
Leung N, Lo M, Lee
T. Potential Therapeutic Effects of Meditation
for Treating Affective Dysregulation. Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine 2014.
Marchand W. Neural mechanisms of
mindfulness and meditation: Evidence from neuroimaging studies. World J Radiol 2014; 6: 471-479.
Ong J, Ulmer C, Manber R. Improving Sleep with Mindfulness and Acceptance: A
Metacognitive Model of Insomnia. Behav
Res Ther 2012; 50: 651–660.
No hay comentarios:
Publicar un comentario